La presencia de los tres aviones en el horizonte provocó que los ciudadanos agitaran pañuelos y expresaran su alegría, ya que el cruce aéreo del océano era un logro sin precedentes. Incluso el famoso aviador Leonce Garnier tuvo que llegar a las Islas en barco, pero hablamos de él en otra noticia, https://caac.com.es/index.php/2024/02/12/un-vuelo-centenario-sobre-canarias/.
Este logro avivó el deseo de conectar todo el territorio español por aire, un sueño acariciado en las primeras décadas del siglo pasado. En otoño de 1923, se confirmó la realización de la incursión militar, «Casablanca» hasta «Canarias». A pesar de los desafíos meteorológicos, expertos trazaron rutas estratégicas con puntos clave como «Casablanca», «Agadir», «Cabo Judy», «Las Palmas» y «Tenerife».
Sin embargo, surgió un desafío significativo: la falta de aeródromos en Canarias. Ante esta situación, se optó por la construcción improvisada de campos de vuelo. El capitán de la infantería Felipe Díaz Sandido, enviado desde la península, encontró en El Bailadero (Tenerife) el lugar ideal tras enfrentar dificultades en la búsqueda, gracias a la colaboración de Don Martín Rodríguez y Díaz Llanos.