La Voyager 1, la sonda más alejada de la Tierra, ha vuelto a captar la atención mundial tras enviar señales a la Tierra después de cinco meses de silencio. Este acontecimiento marca un hito en la historia de la exploración espacial y demuestra la capacidad de la humanidad para mantener la comunicación con una nave que se encuentra a unos 24.000 millones de kilómetros de distancia.
Un Regreso Triunfal
Después de un período de incertidumbre, los ingenieros de la NASA recibieron datos descifrables de la Voyager 1 gracias a una solución creativa para un problema de comunicación que había afectado a la sonda desde noviembre de 2023. La señal recibida el 20 de abril confirmó que la sonda está sana y sus sistemas funcionan correctamente.
Innovación y Perseverancia
La reciente recuperación de la Voyager 1 es un testimonio de la innovación y la perseverancia. Los ingenieros de la NASA lograron superar el desafío de la distancia y el tiempo, utilizando un ingenioso proceso de ensayo y error para solucionar el problema de comunicación. La sonda, que lleva un mensaje audible para posibles encuentros extraterrestres, sigue siendo el objeto creado por humanos más alejado de la Tierra.
La Odisea de la Voyager 1
La Voyager 1 fue lanzada el 5 de septiembre de 1977, con la misión original de visitar Júpiter y Saturno. Fue la primera sonda en proporcionar imágenes detalladas de los satélites de estos planetas y ha continuado su viaje hacia el espacio interestelar. En 2012, la sonda dejó atrás la heliopausa, convirtiéndose en la primera en alcanzar el espacio interestelar.
Mirando hacia el Futuro
Con este nuevo capítulo en su historia, la Voyager 1 continúa su misión de más de cuatro décadas, enviando información valiosa que podría cambiar nuestra comprensión del universo. La comunidad científica y los entusiastas del espacio esperan con interés más descubrimientos de esta incansable exploradora del cosmos.
Problemas a millones de kilómetros
En noviembre de 2023 el Voyager 1 dejó de comunicarse con la tierra por razones desconocidas, el equipo encargado de la misión intentó reiniciar el ordenador de la nave de diferentes maneras y aprender más sobre el problema que causaba que el explorador del espacio no mandará más señales a la tierra, de esta manera el equipo envió un comando llamado “poke” a la Voyager 1 el 1 de marzo para que el sistema de datos de vuelo ejecutará diferentes secuencias de software con la esperanza de averiguar qué estaba causando el fallo. Poco después, el 3 de marzo, el equipo notó que la actividad de una parte del sistema de datos de vuelo se destacaba del resto de los datos confusos. Aunque la señal no estaba en el formato al que el equipo de Voyager está acostumbrado cuando el sistema de datos de vuelo funciona como se espera, un ingeniero de la Red de Espacio Profundo de la NASA pudo descifrar la señal.
La Red de Espacio Profundo permite a las misiones rastrear, enviar comandos y recibir datos científicos de naves espaciales lejanas. Con un total de 14 antenas en funcionamiento, la red admite actualmente más de 40 misiones y se espera que admita otras 40 que se lanzarán en los próximos años. Se colocaron en su momento antenas para la Red de Espacio Profundo con anterioridad en complejos ubicados en Estados Unidos, Australia y Madrid (Goldstone en California, Canberra en Australia y Robledo en Madrid), el complejo español es el único en el mundo con 6 antenas operativas. Cada complejo cuenta con una antena de 70 metros y otras de 36.
Al investigar la lectura, el equipo determinó la causa del problema: el 3% de la memoria del sistema estaba corrupta. Un solo chip responsable de almacenar parte de la memoria del sistema, incluido parte del código de software del ordenador, no funciona correctamente. La causa del fallo es por desgracia desconocida, pero la pérdida del chip hizo que los datos científicos y de ingeniería de la Voyager 1 fueran inutilizables.
La exploración interestelar continúa
En las próximas semanas, el equipo continuará reubicando otras partes afectadas del software del sistema, incluidas aquellas responsables de devolver los valiosos datos científicos que la Voyager 1 está recopilando.
Originalmente diseñadas para durar cinco años, la Voyager 1 y su gemela, la Voyager 2, se lanzaron en 1977 y son las naves espaciales en funcionamiento más longevas de la historia. Sus excepcionalmente largas vidas útiles significan que ambas naves espaciales han proporcionado conocimientos adicionales sobre nuestro sistema solar y más allá después de alcanzar sus objetivos preliminares de sobrevolar Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno hace décadas.
Las sondas están actualmente aventurándose a través de territorio cósmico inexplorado a lo largo de los confines exteriores del sistema solar. Ambas se encuentran en el espacio interestelar y son las únicas naves espaciales que han operado más allá de la heliosfera, la burbuja de campos magnéticos y partículas del sol que se extiende mucho más allá de la órbita de Plutón.
La Voyager 2, está operando con normalidad , ha viajado más de 20 millones de kilómetros de nuestro planeta.
Con el paso del tiempo, ambas sondas espaciales han encontrado problemas y pérdidas de comunicación inesperados, incluyendo un período de siete meses en 2020 cuando la Voyager 2 no pudo comunicarse con la Tierra. En agosto de 2023, el equipo de la misión utilizó una técnica de emergencia denominada «grito» para restablecer la comunicación con la Voyager 2 después de que un comando orientara inadvertidamente la antena de la nave en la dirección incorrecta.
El equipo estima que está a pocas semanas de recibir datos científicos de la Voyager 1 y está expectante por ver qué contienen esos datos.
«Nunca sabemos con certeza qué va a suceder con las Voyagers, pero constantemente me sorprende que simplemente sigan funcionando», dijo Suzanne Dodd, gerente del proyecto Voyager, en un comunicado. «Hemos tenido muchas anomalías, y están siendo más difíciles. Pero hemos tenido la suerte hasta ahora de recuperarnos de ellas. Y la misión continúa. Ingenieros más jóvenes se están uniendo al equipo de Voyager y aportando sus conocimientos para mantener la misión en marcha.»
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