Un equipo del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha descubierto que las estrellas en sistemas binarios que se convierten en gigantes rojas cambian su forma de girar y sus órbitas se vuelven más circulares. Este hallazgo se logró tras estudiar cerca de 1.000 estrellas oscilantes de tipo solar en sistemas binarios, el mayor censo de este tipo hasta la fecha, según informó el IAC.
Para identificar estas estrellas, se utilizaron datos del tercer catálogo de la misión Gaia (Gaia-DR3) y los catálogos Kepler y TESS de la NASA. El estudio, publicado en la revista Astronomy and Astrophysics, fue destacado como la imagen de la semana por la Agencia Espacial Europea (ESA).
Las estrellas binarias, sistemas formados por dos estrellas unidas gravitacionalmente, son valiosas para la astrofísica estelar, ya que nacen de la misma nube interestelar y comparten edad, composición química y distancia. Esto permite deducir con precisión sus propiedades fundamentales, como masa y edad, y poner a prueba los conocimientos actuales de física estelar.
El estudio de estos sistemas también ayuda a comprender fenómenos como la interacción entre planetas y su estrella anfitriona. Los astrónomos utilizan la astrosismología, una técnica que estudia las variaciones de brillo causadas por las oscilaciones estelares, para inferir la estructura interna y dinámica de las estrellas.
Tradicionalmente, encontrar estrellas oscilantes como el Sol en sistemas binarios ha sido difícil. La misión Kepler de la NASA identificó alrededor de 100 de estos sistemas. Sin embargo, el nuevo estudio liderado por Paul Beck del IAC ha encontrado cerca de 1.000 estrellas oscilantes de tipo solar en sistemas binarios, aumentando considerablemente la muestra conocida.
Este nuevo censo ha permitido corroborar una teoría sobre la evolución de las estrellas binarias. Cuando las estrellas como el Sol envejecen y se convierten en gigantes rojas, sus capas exteriores se expanden significativamente. Si las estrellas de un sistema binario están lo suficientemente cerca, estas expansiones modifican sus órbitas, haciéndolas más circulares debido a las fuerzas de marea.
Utilizando técnicas astrosísmicas, Beck y su equipo demostraron que las gigantes rojas más evolucionadas tienen órbitas menos excéntricas debido a la interacción de las mareas. Aunque quedan preguntas por resolver, el equipo espera que el próximo catálogo de datos de Gaia (Gaia DR4) y la futura misión PLATO de la ESA proporcionen más información para estudiar estos sistemas.
“Con Gaia DR4 y PLATO obtendremos conjuntos de datos aún mayores, esenciales para futuros estudios de la coevolución de las estrellas y sus sistemas binarios anfitriones. Este volumen de datos nos permitirá comprender mejor la interacción marea-estrella-planeta en los sistemas planetarios”, concluyó Beck.
Fuente: EFE
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