La NASA ha logrado un avance significativo en la exploración espacial con el exitoso despliegue de su Sistema Avanzado de Vela Solar Compuesta (ACS3). Este innovador proyecto, lanzado en abril de 2024 a bordo de un cohete Electron de Rocket Lab, ha desplegado una vela solar de 80 metros cuadrados, marcando un hito en la tecnología de propulsión sin combustible. La vela, fabricada con un material polimérico flexible reforzado con fibra de carbono, es un 75% más ligera que las velas solares metálicas, lo que la hace más eficiente y resistente a la deformación térmica.
El ACS3, contenido en un CubeSat de 12 unidades del tamaño de un pequeño horno microondas, fue diseñado para demostrar la viabilidad de las velas solares en la exploración espacial. La misión principal era desplegar la vela utilizando un sistema de carrete que evita el atasco, manteniendo la vela tensa y operativa. Este avance se basa en la teoría de Johannes Kepler de 1619, que sugiere que la luz del Sol ejerce una fuerza sobre los objetos, conocida como presión de radiación. Esta tecnología permite que las velas solares se impulsen sin necesidad de combustible, aprovechando la presión de la luz solar. El éxito del ACS3 no solo representa un avance en la tecnología de propulsión, sino que también abre la puerta a futuras misiones de bajo coste al espacio profundo. La NASA está desarrollando nuevas estructuras plegables y tecnologías de materiales para este tipo de sistemas, con el objetivo de explorar el espacio sin gastar una gota de combustible. Este proyecto es un paso crucial hacia la implementación de velas solares en misiones de exploración más ambiciosas, como el reconocimiento de asteroides cercanos a la Tierra o la retransmisión de comunicaciones para misiones tripuladas.
El ACS3 no es el primer intento de utilizar velas solares en el espacio. En 2010, la misión japonesa IKAROS demostró la viabilidad de esta tecnología, pero el ACS3 lleva la innovación un paso más allá con su material compuesto avanzado. Este material no solo es más ligero, sino también 100 veces más resistente a la deformación, lo que es crucial para mantener la integridad de la vela en las duras condiciones del espacio.
El despliegue de la vela solar del ACS3 se realizó con éxito en órbita terrestre baja, a unos 1.000 kilómetros de la superficie. Una vez en el espacio, el CubeSat abrió sus paneles solares y comenzó el despliegue de la vela utilizando cuatro brazos que se extendieron hasta alcanzar 7 metros de longitud. En aproximadamente 25 minutos, la vela solar estaba completamente desplegada, con una forma cuadrada de 9 metros de lado, equivalente al tamaño de un pequeño apartamento.
En resumen, el despliegue del Sistema Avanzado de Vela Solar Compuesta (ACS3) por parte de la NASA marca un hito en la tecnología de propulsión sin combustible. Este avance no solo demuestra la viabilidad de las velas solares, sino que también abre nuevas posibilidades para la exploración espacial de bajo coste y sin combustible, allanando el camino para futuras misiones más ambiciosas y sostenibles.
Fuentes: Xataka, El Comercio
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