SpaceX logra “cazar” el propulsor Super Heavy en el aire.

SpaceX logra “cazar” el propulsor Super Heavy en el aire.

SpaceX ha logrado un hito en la historia de la exploración espacial con el exitoso vuelo de prueba de su cohete Starship, que tuvo lugar el 12 de octubre de 2024. Esta misión, que marca la quinta prueba de vuelo del vehículo, se llevó a cabo desde el complejo de lanzamiento de SpaceX en Boca Chica, Texas. Durante el vuelo, el propulsor Super Heavy, el más poderoso jamás construido, y está por encima 1,5 veces del N1 soviético, alcanzó una altitud de aproximadamente 70 kilómetros antes de iniciar su descenso hacia la Tierra.

El Super Heavy mide 69 metros de altura y tiene un diámetro de 9 metros, lo que lo convierte en el propulsor más grande del mundo. En su configuración completa, incluyendo la nave Starship, el sistema alcanza una altura total de 120 metros. El peso del Super Heavy varía considerablemente según su configuración: lleno, puede pesar hasta 3.000 toneladas. Este propulsor está diseñado para proporcionar una fuerza de empuje de aproximadamente 75 millones de newtons, generada por sus 33 motores Raptor.

Uno de los aspectos más destacados de este vuelo fue la primera recuperación del propulsor Super Heavy utilizando el innovador sistema de «chopsticks», operado por la máquina conocida como Mechazilla. Este mecanismo, que consiste en un par de brazos mecánicos, permitió a SpaceX atrapar el propulsor en pleno descenso tras su separación. Esta recuperación exitosa no solo demuestra la eficacia de esta tecnología, sino que también representa un paso importante hacia la reutilización de vehículos espaciales, lo que podría transformar la manera en que se realizan las misiones. Gracias a Mechazilla, SpaceX busca minimizar los costos de los lanzamientos y mejorar la sostenibilidad de sus operaciones, facilitando así un acceso más económico al espacio.

El lanzamiento se realizó menos de 24 horas después de que la Federal Aviation Administration (FAA) emitiera una licencia de lanzamiento revisada, la cual había sido objeto de controversia durante varias semanas. SpaceX había señalado que se le informó que la nueva licencia no estaría lista hasta finales de noviembre. Las revisiones de la licencia fueron necesarias debido a cambios en el perfil de vuelo, incluyendo un área ampliada donde podrían caer componentes en el Golfo de México, así como un análisis sobre los efectos de los booms sónicos del propulsor Super Heavy al regresar. Según el análisis ambiental, que fue firmado y publicado pocas horas antes de que se otorgara la licencia, se concluyó que “no se anticipa daños estructurales o impactos significativos a las estructuras de terceros” debido a los booms sónicos. Además, se señaló que “no se anticipan impactos adversos a los recursos biológicos en el Golfo de México” como resultado de los cambios en el lugar de aterrizaje del escudo térmico.

La comunidad espacial ha elogiado este avance, señalando que el vuelo no solo valida el diseño del cohete, sino que también allana el camino para misiones más ambiciosas en el futuro cercano. En un momento en que la exploración espacial está resurgiendo, el desarrollo del Starship podría ofrecer una alternativa más económica y eficiente en comparación con los vehículos espaciales tradicionales. Las capacidades de reutilización que se demuestran con este vuelo podrían abrir la puerta a un nuevo capítulo en la exploración espacial, donde las misiones se realicen con mayor frecuencia y a un costo más accesible.